domingo, 25 de noviembre de 2012

Los viajes de Maya

Dobry wieczór!
Como lo prometido es deuda, aprovecho un break con el fastidioso alemán para dejar por aquí unas cuantas fotos que ilustran las aventuras de Maya en agosto y septiembre.

Viajando en metro
La foto con perspectiva salía más barata que subirse
La mascota de los JJOO estaba por todos lados.
A Maya no le caía bien, así que tuve que ser yo quien saliera en la foto.


-POLSKA-




El centro de Gdansk
Haciendo amistades
Haciendo sus kilómetros en bici: Gdynia-Gdańsk
Piratilla
Un trocito del enorme castillo de Malbork
La más futbolera.
Aquí jugó la selección durante la Eurocopa
Los astilleros donde empezó el fin del comunismo en Polonia
Placita en Sopot
En el Molo (puerto) de Sopot.
Y con tantas vueltas, la pobre llegó cansada a Cracovia y todavía no se quiso sacar una foto por aquí. Dice que tiene tiempo de sobra, así que está disfrutando la ciudad con tranquilidad, "el momento de las sesiones fotográficas llegará". Tan vaga está, que como suponéis tampoco quiso viajar a Ucrania. El próximo fin de semana intentaremos animarla a acompañarnos a Varsovia. Y mientras Maya se decide a sacarse fotos en Cracovia, habrá que esperar a que publique sobre la ciudad y nuestras aventuras por aquí.

Na razie! 

domingo, 11 de noviembre de 2012

Ucrania o ¿...hay alguien ahí?

Puede que escribir un mes y medio después sea un sinsentido, pero cualquier cosa puede llegar a serlo. Hoy me desperté realmente temprano y sentí que estaba perdiendo el tiempo en cama. So, este milagro es el resultado de una inspiración repentina que estoy teniendo, pero también cierta intención previa que Óscar ha conseguido fomentar en mí esta semana.

Hablemos de Ucrania…


Nos acercamos a Львів (ukraniano), Lwów (polaco) o Leópolis en español (¿¿¡¡¡!!!???), la ciudad más grande cercana a la frontera Ucrania-Polonia, porque Óscar quedó un domingo con unos recreadores de un pueblo del este polaco. ¿Por qué no aprovechar los viernes libres de Desi y el sábado para darnos una vuelta? Así que nos buscamos alguien que nos hospedase y guiase en Lviv via couchsurfing.org, y allá fuimos. (Mi intención es hablaros algún día de CouchSurfing, que es lo que usé también para hospedarme en Gdansk, pero por el momento, mi amigo Grilo os puede dar una idea aquí).

Así que salimos el jueves 1 de noviembre de madrugada, y tras cambiar mil veces de tren y bus, pasar el control fronterizo andando, que nos dejasen una marquita ucraniana en el pasaporte, etcétera etcétera, llegamos a Lviv sobre las 12 del viernes. Un viaje de más de 300km por solo 8 € significa un viaje de horas. Si los trenes polacos no son gran cosa, no os imagináis los buses ucranianos. ¡Y a empezar a explorar!

Amigos del estraperlo
Mi primera impresión al salir de la estación: ¿qué hace toda esa gente ahí parada, mirándonos y sonriendo sospechosamente? Óscar no saques el mapa, ya parecemos bastante guiris. ¡Escapemos de la masa! Yo me sentía el centro de atención, y recién llegada, no muy segura en un país del que dicen que a unos los turistas no les gustan un pelo, y a otros (policía) les gusta aprovecharse de ellos.

Segunda impresión cuando empezamos a andar dirección el casco antiguo: qué gris y contaminada está esta ciudad.  Para mí respirar fuera del centro fue una odisea.

Pero por supuesto las apariencias engañan. El centro de Lviv es realmente bonito, y la ciudad, que fue polaca, austrohúngara, y soviética antes de pertenecer a Ucrania, no es en absoluto hostil, sino todo lo contrario; realmente cosmopolita a su manera, no a la manera en la que podemos entender una ciudad occidental como París, por ejemplo. Pero además de un turismo creciente sobre todo en verano, y este pasado con la Eurocopa mucho más, la historia ha llevado a polacos, armenios, judíos (ya no son una comunidad importante como lo eran a principios del s.XX - 25% de la población total de Lviv), bielorrusos, rusos, y por supuesto ucranianos, a convivir en esta ciudad, con la consiguiente variedad de lenguas, idiomas y tradiciones.

De hecho, serán bilingües o trilingües, pero es complicado que entiendan inglés. Así que Óscar, que se acordaba de más cosas de ruso que yo, fue el intérprete oficial del viaje, y así nos desenvolvimos, con un par de chapurreos y tonterías. Que al final resulta que el ucraniano que se habla en Lviv se parece más al polaco. Pero su mezcla de idiomas está ahí, así que entender nos entendieron, ¿no? 


Una vez en el centro Óscar empezó a encontrar monedas y a pensar que se estaba haciendo rico hasta que nos dimos cuenta de que una moneda ucraniana con un numerito 1 es la décima parte de 1 céntimo de euro, por muy bonita que sea. Y cuando tienes una grivna solo tienes 10 céntimos de euro. Pero esos 10 céntimos de euro ya tienen su propio billetín, que guardo en alguna parte del desorden del piso. Pero sí, para cualquier turista la vida en Ucrania es barata (no tanto los souvenirs, claro). Aunque de primeras leer que piden 10 grivnas por una cerveza eche para atrás, en realidad te están vendiendo una cerveza de 0,5l por 1 euro. El litro de vodka de 30 grivnas no es más que 3€, y el tabaco debe ser también exageradamente barato. De ahí que te encuentres la frontera de polaca llena de gente vendiéndote cositas que trajeron de Ucrania a un precio igualmente ridículo.

Y entre iglesia e iglesia, moneda y moneda, todo lo que yo pude conseguir fue una cagada de pájaros ucranianos. Que oye, es un souvenir original.

La plaza principal de Lviv es bien bonita con edificios de colores y unas fuentes con estatuas de dioses romanos, que antiguamente daban aguas de distintas calidades, la casi insalubre para los pobres, la mejor para los nobles, según nos contó nuestro huésped Yauhen. También nos enseñó un pocito bien majo dónde, según cuenta la leyenda, se tiraban a los recién nacidos que resultaban de los viajes apasionados de los habitantes del monasterio y el convento que lo rodean.

Callejuelas llenas de iglesias de mil tipos de cristianismo distintos, edificios de época, óperas y teatros, monumentos everywhere, alguna cúpula llamativa y medio exótica, y restos de lo que en tiempos fue la fortificación que rodeaba la ciudad, o una pared de la sinagoga con la que contaba la comunidad judía antes de que en la Segunda Guerra Mundial los alemanes arrasasen con todo.

Precisamente dónde solía encontrarse el pequeño barrio judío, fuimos a comer el sábado. Y a pesar de toda la parafernalia de purificarnos las manos antes de comer y no recuerdo qué otra costumbre judía nos hicieron hacer, el restaurante estaba abierto en sabbath, que se supone que es el día sagrado. ¡Muy mal! Pero la comida estuvo buenísima, nuestro camarero fue muy atento, y cuando le pedimos la cuenta nos dijo que ahí los precios se regateaban. ¡Así que a regatear! Nos pidió una locura por toda la comida y acabamos rebajando el precio bastante, pero quería algo exótico y español como recompensa, así que mi baraja española de Caixa Nova, que era todo lo que teníamos, se quedó en Lviv. Una velada muy curiosa.

También el sábado subimos al ‘Castillo viejo’, una colina con una bandera ucraniana en lo alto, que antiguamente estaba rodeada de castillos, fortificaciones, o algo así, no recuerdo bien. Las vistas y la vegetación que hacía el aire (más) puro valieron la pena.

El viernes por la tarde-noche cuando conocimos a nuestro huésped Yauhen, fuimos a dar una vuelta con él y a pesar de ser bielorruso, nos llevó a probar comida típica ucraniana. Nos enseñó un pub dedicado al inventor de la lámpara de queroseno, y otro al hombre que le dio nombre al sadomasoquismo, Leopold von Sacher-Masoch, ambos fueron lvivianos y sus pubs están decorados con cadansúa temática. En el segundo no llegamos a entrar, pero fuera hay una estatua del amigo Leopold, dónde te puedes encontrar a padres sacando fotos a sus hijos con él. Se ve que fue un escritor.
Y a parte, visitamos un par de museos. En el de historia de Lviv, todo en ucraniano, te puedes encontrar curiosidades del folclore local, como ropa, instrumentos o utensilios para hacer mantequilla, por ejemplo, o uniformes, armas, prensa y propaganda de la Segunda Guerra Mundial y la URSS. En el de chocolate, te cuentan la historia del cacao y el chocolate, en ucraniano por su puesto, con carteles explicativos en inglés, en una pequeña habitación llena de figuras hechas de chocolate negro que te tientan a darles un mordisco como la Ópera de Sydney o la Torre de Pisa. Pero el tema en ese ‘museo’ es que luego te regalan una caja llena de chocolates y te invitan a tomarte un bizcocho con chocolate derretido y un café. Y si cantas delante del resto de visitantes, te dan más bombones. Surrealista. Pero Óscar no se atrevió a salir a cantar la Rianxeira. Y por cierto, el casco antiguo de Lviv está lleno de cafeterías, y las calles huelen a café que da gusto. De hecho, a tienda con más éxito de la ciudad es una chocolatería que siempre está llena y rodeada de gente haciendo cola para comprar chocolates o tomarse un chocolate caliente. ¡Todos unos golosos!
Todos contentos después de regatear.
Y el sábado salimos de madrugada para ir a Przemysl, la ciudad polaca dónde Óscar había quedado el domingo. Y de allí cogimos un tren a las 17 que duraba cuatro horas, estaba petado (todo el mundo regresaba del puente) y llegó a las 23, porque las viejas vías de tren polacas siempre dan problemas. Pero el día en Przemysl valió la pena, porque es llegar a Polonia y la gente te trata distinto. A los ucranianos les faltan unos cuantos años más de turismo para recibir a los extranjeros abiertamente, sin desconfianza, y con la hospitalidad con la que lo hacen los polacos. ¿O es una característica polaca que no puedes pedirle a nadie más? Y es que Przemysl nos trataron genial, visitamos unos fuertes en un bosque precioso, nos hablaron de la historia de la ciudad, Óscar se llevó mil regalitos e incluso nos invitaron a comer. ¿Qué más se puede pedir?


Resumen: Dormir poco, viajar mucho, andar mucho, y descubrir mucho me curó del dolor de huesos y el resfriado que arrastraba desde el día en que Cracovia las temperaturas bajaron a -1ºC y nevó. Moraleja: traveling’s good.

Y sí, ¡nevó en octubre! Ahora andamos sobre los 7º, ¡y esperemos que se mantenga!
Apretujada en el cómodo suelo del tren

Típica iglesia de madera/gasolinera
El pozo de la lujuria

Típico vendedor ambulante

El caso, que más allá de que me leáis o no, esta inspiración repentina me anima a escribir sobre mil cosas más, y a cuidar el blog, etc. Pero no prometeré nada, la supervivencia de este blog la controlan mis emociones, pero yo a ellas no sé controlarlas.

P.D. El Galansky y yo ya tenemos vuelo navideño. ¡El 20 estaremos de nuevo por Moaña!
P.D.2 Feliz San Martiño y feliz Día de la Independencia Polaca.

jueves, 6 de septiembre de 2012

El castillo de Malbork

Hoy toca entrada aburrida. Algún día las fotos la mejoraran ;)

El sábado por la mañana tuvimos excursión a Malbork organizada por el curso de polaco. Algo más de una hora en bus, dirección sur. Y allí se encuentra el mayor castillo de Polonia, construído entre el s.XIII y s.XIV por la orden de los caballeros teutones alemanes. De aquella la zona era prusiana, vamos, de control alemán.

Es un castillo impresionante, tiene varias líneas de murallas y entradas que defendían y complicaban la entrada a los enemigos de las cruzadas y consta de tres edificios principales en los que se encuentran las salas donde hacían vida los caballeros (que eran solo unos 50, para ese castillo enorme), monasterio, cocinas, baños, habitaciones de invitados y salones de descanso y fiesta...La fachada es preciosa, de ladrillo granate, las ventanas y puertas de madera... Y todo rodeado y comunicado con jardines y placitas con mucho encanto.

El castillo perteneció a esta orden hasta que el rey de Polonia, Jagiello, lo tomó en el s.XV. Además, fue destruído y reconstruído dos veces. En el s.XVII Prusia reconquistó la zona y arrasó, según entendí, pinturas, esculturas, frescos de las paredes, y el interior de los edificios en general. Hacia el final de la Segunda Guerra Mundial el castillo fue bombardeado por el ejército soviético y muchas torres, techos, y muros se vinieron abajo, además de la fachada de la iglesia, donde había una escultura impresionante de la virgen, que brillaba a lo lejos cuando daba el sol, porque estaba hecha con pequeñas piezas brillantes de colores, tipo mosaico. Os enseñaré fotos de cómo es ahora, reconstruido, y cómo quedó entonces.

Como dije, dentro aún hay algunos frescos en paredes y techos, que si no me equivoco, son arcos abovedados. Nerea, no me riñas si no es así. El estilo arquitectónico  en general es gótico.

Y en general, tengo bastantes fotos de cosas que me llamaron la atención o me hicieron gracia mientras nos guiaban dentro. Cosas como los baños, la manera de calentar las salas, etc. A Maya también le gustaron, no paraba de pedirme fotos la muy pesada, ¡y yo no salgo casi en ninguna! 

Y no sé, hasta aquí la clase cutre de historia por hoy. 

Bicos e apertas,

Desi

domingo, 2 de septiembre de 2012

¡En Polonia echan ketchup a las pizzas!



Y sí, en resumidas cuentas, esta semana he estado tomando comida basura, dulces, y pasta típica de estudiantes. Menos mal que ando bastante, que si no...

La primera tarde con Manuel fue tranquilita. Quedamos para ir de compras después de sus clases de español y me pidió que le hiciese un tortilla (estuvieron toda la clase hablando de ella y otras comidas españolas, y es comprensible que se le hiciese la boca agua). Así que compramos los ingredientes y nos fuimos directamente a la cocina. ¡Y me salió bien! Le faltaba sal, pero pensé que con la presión de representar a nuestra gastronomía me saldría un desastre. Estaba loco de alegría porque se moría por probarla, y sería la envidia de sus compañeros. Otros días también le preparé ensalada (él nunca come de eso) con una lata de pulpo duro, marca Pescamar, que le pareció súper exótica, y sangría que tomamos con sus amigos, y que para ellos, acostumbrados al vodka, es tan ligera como un zumo de piña.

Y al día siguiente de llegar yo, se levantó muy gentilmente a las 7:30 como yo para prepararme unas rebanadas de pan con mantequilla, un té y unos huevos revueltos (en realidad era una tortilla francesa normal y corriente). Mucho huevo en solo unas horas... Los desayunos polacos son más fuertes que los nuestros, y menos dulces. Una o dos rebanadas de pan con mantequilla, una loncha de algo, o mermelada. ¡Ah! y aquí hacen café echando agua caliente a café molido normal, ¡y no, no se disuelve! 

Un mediodía nos bañamos en el mar Báltico en una playa de Sopot. El agua es menos salada, e igual de fría que en Moaña. Lo que me asustaba era al salir del agua hiciese mucho fresco, pero el día fue el mejor que tuve aquí hasta hoy. Un par de tardes fuimos también con sus amigos a ver el mar de noche y tomar una cerveza. Un día perdimos el tranvía de las 23.20 por unos minutos y tuvimos que ir andando su casa (1 hora, pero se pasó rápido). Conocí un japonés, un finlandés, y un@s cuant@s polac@s, todos majísimos. Vimos el partido Madrid-Barça por internet con sus amigos, pero todo el mundo se quedó a dormir y cuando despertamos, nadie sabía el resultado. Una tarde fuimos a un mirador con mil escaleras donde se puede ver el mar, las dos ciudades Sopot y Gdańsk, y el bosque.

Una tarde me aventuré a ir a ver "el estadio del Ámbar" donde se jugó la Eurocopa, que está lejos del centro y rodeado de obras. Pero bueno, tiene una forma muy bonita y láminas de distintos dorados estilo mosaico por fuera. Probablemente os suene. Las fotos de Maya en sus alrededores valieron la pena, desde luego.

Y para terminar, la desventura de la semana: una mañana en Sopot iba a clases y cruzando con todo el cuidado del mundo, casi me atropella una chica que se cree dueña de la carretera y no piensa en la existencia de los peatones. Y no hablaba en inglés, por supuesto que no.

Pronto, visita al castillo de Malbork de este sábado. 

Cuídense mucho,

Desi

viernes, 31 de agosto de 2012

Kórwa, nie mówie po polsku!


O lo que es lo mismo, resumen de una semana de clases: "joder, ¡no hablo polaco!"


En realidad estoy exagerando. Pero puedo deciros que la pronunciación es muy complicada porque hay muchos sonidos muy similares pero distintos, que nosotros no usamos y que ellos usan en varias combinaciones de dos letras. ¡Todo suena distinto al español! Y el otro problema (quizás mucho mayor) es la adquisición de vocabulario desde cero, en un idioma que no tiene nada en común con el tuyo. Menos dentyst, y palabras por el estilo.

Pero lo conseguiré. Ya he practicado yo solita en un par de tiendas y comprando billetes de tren o tranvía (cuando los compro, pero shhhhh, ¡¡¡que no se entere el revisor!!!). Y ya puedo decir cosas basiquísimas como 'Nie rozumiem, mówie trochę po polsku" (no entiendo, hablo poco polaco) y otras cosas que son demasiado difíciles de escribir y probablemente solo tienen dos vocales entre 7 consonantes... Debería coger los apuntes de una vez y estudiar un poco, desde luego. Pero de todas formas, el lunes estaba más asustada, ahora puedo entender más o menos a la profe, y tengo esperanzas :)

Por otro lado, tenemos clases sobre Polonia. Esta semana tocó historia, desde el baptismo en 966 hasta la Segunda Guerra Mundial. Más o menos esto, pero en más de 8 minutos, y pasando por las mil particiones y divisiones que a lo largo de los siglos hicieron sus vecinos prusianos, alemanes, rusos, austriacos, etc. con Polonia, y las correspondientes sublevaciones de los polacos. Entre un cambio de frontera y otro, Polonia alcanzó su mayor expansión en el s. XVII, pero fue asimilada hasta desaparecer del mapa político europeo entre 1795 y 1918. 

Como veis, atiendo en clase, aunque es de 12.30 a 14.00 y coincide con el sol en la ventana, el hambre, y algo de sueño en aumento. Pero me gustan, kórwa!

La próxima semana: periodo comunista (1945-1989). Estas también promenten ser interesantes, pero serán menos porque también tendremos cine-documental polaco, y un paseíto por el casco antiguo de Gdansk para practicar el idioma en la calle.

Y hasta aquí la entrada de hoy. Como me aconsejó San, voy a hacer más entradas, menos densas y más a menudo. Pronto, la semana playera con Manuel y otras anécdotas. 

¡Gracias a todos por leerme! 

XXOO,

Desi

lunes, 27 de agosto de 2012

Primeros días

El jueves en el aeropuerto tuve mi primer contacto con los zlotys. Un agua de 4, que me cuesta pagar porque no conozco las monedas. También me cuesta sacar el ticket de bus en el surtidor...y pasarlo luego en la máquina. Y el busero no habla ni papa de inglés. Todo parece súper complicado cuando no entiendes nada de lo que oyes a tu alrededor. Ahora ya estoy más acostumbrada. Fui a Gdansk y de 11 a 1 estuve con "Manuel", dice él, que me ayudó a comprar tickets de tranvía y una tarjeta SIM polaca. Bastante barato. Hablamos un rato en su piso y nos fuimos a junto de Tomasz, con quién estuve viviendo hasta hoy.

Tomasz me llevó a Sopot, para conocer el centro, la playa y la universidad donde tengo clases. Así que él se fue de vuelta al trabajo y yo empecé a explorar la ciudad. El centro es muy pequeño, se limita a la calle Montecassino, que lleva a un par de plazas, al puerto y al paseo al lado de la playa. Espero poder bañarme pronto en el mar Báltico, pero estos días son nublados, a veces llueve, y desde luego, tengo calor muy pocas veces... Y nada, estuve viendo puestos en los que venden ámbar (tengo entendido que Gdansk y las ciudades que la rodean son los mayores mercados de este mineral de Europa). Quedé con Tomasz por la noche, fuimos a un pub muy original donde pincha música todos los jueves (no punchin -, eh! Solo elegir buena música de vinilos y mezclarlas un poco). No lo disfruté como debería, de todas formas, estaba súper cansada de tanto avión y aeropuerto y necesitaba una cama. ¡Pero probé pieroguis de queso y patata (quizás los hay mejores, tengo que probar otros rellenos) y  un chupito de vodka agridulce!

Al día siguiente fue la bienvenida en el curso de polaco, que es en Sopot. Tendremos unas cuantas salidas turísticas, a parte de clases de lengua y cultura e historia, de las que ya hablaré. Conocí a compis, mayoría españoles, y fuimos a Molo, el paseo del puerto (cuya entrada hay que pagar, como lo de ir al baño en sitios públicos. Curioso, pero barato de todas formas). Luego comí con ellos en su resi. ¡Y en el súper hay conservas de marcas españolas, otros productos españoles, y precios similares! Tengo que fijarme más en el aceite de oliva, porque el que vi era demasiado líquido... Por la tarde me fui de paseo por los bosques de las afueras, y me empapé. Menudo chaparrón repentino. Aquí es imposible saber si va a llover cuando sales por la mañana de cada. Puede estar soleado, pero no te fíes... 

Y a la tarde-noche fui a ver un concierto de jazz de músicos de Gdansk en el bosque con Tomasz. Probé la famosa sopa polaca zurek (salchicha, patata, especias, algo más, y una preparación complicada. Riquísima!) Bigos, algo así como un potaje con mucha cebolla, muy rico también, y algo más de cuyo nombre no quiero acordarme... No, no me acuerdo. Luego conocí a unos cuantos amigos suyos majísimos en un pub, con los que estuvimos hablando de mil cosas hasta las tantas.

Total: el sábado tenía excursión a Gdynia y dormí sobre dos horas. Y la verdad, estaba más despierta de lo que esperaba. Gdynia es una ciudad normal y corriente, bastante nueva (se construyó hace tan solo un siglo) y con edificios totalmente diferentes a los de Sopot y Gdansk. Mucho más modernos y feos, vamos. Visitamos un par de barcos históricos, uno que participó en la Segunda Guerra Mundial, otro anterior a la Primera, y también el museo local.  Unos amigos españoles, un amigo turco y yo nos volvimos pronto después de comer. Quizá volveré para ver el paseo con tranquilidad. Y de vuelta con Tomek, fuimos a un bosque de Gdansk con sus amigos, donde hicieron una hoguera, unas salchichas, y contaron historias de cosas paranormales que pasaron supuestamente en el lugsr. Luego nos fuimos a la casa de un amigo porque hacía frío, y tomé zurek vegetariano: en lugar de salchicha, huevo cocido.

Nos fuimos a casa más pronto, pero de todas formas el domingo tuve que recuperar sueño (y todavía no lo he recuperado todo) y dormir hasta las dos a pesar de que teníamos pensado ir a ver un mercado local al aire libre por la mañana. No way... Tomamos un bocado (al mediodía no comen mucho, son más de desayuno y sobre todo de cena. Ya hablaré de esto en otra entrada) y visitamos Gdansk. La calle principal, los arcos de entrada a la ciudad, la calle de las tiendas de ámbar, una iglesia gótica, otra barroca, y una de sus torres (con unas cuantas escaleras cansinas) desde donde se ve todo Gdansk, y parte de Sopot y Gdynia a lo lejos. El casco viejo, vamos, con edificios de ladrillo granate, que me gustan mucho. Cuando tenga portátil actualizaré todas las entradas con las fotos correspondientes. En fin, que Tomasz es muy buen guía, la verdad, aprendí mil cosas sobre Polonia en general y esta zona con él. 

Luego nos fuimos a "merendar" unas salchicas polacas, una normal, pero con mucho más sabor, y grande, y otra blanca, hecha con masa de patata, carne y especias. MUY RICA. Ya puedo decir que me gustan los sabores polacos en general, aunque me quedan mil cosas probar. Todo tiene muchas especias, más grasa y carne que la comida española... Y sabores muy distintos. Quizás me subirá el colesterol si sigo así, cuando cocine en Cracovia intentaré comer más a la española, ¿Eh, Óscar? Pero vale la pena probar esto. Y mientras tanto, le echamos un ojo a una guía sobre España que tiene. En unos días estará por Vigo.

Luego, nos fuimos a ver los astilleros donde nació el movimiento Solidaridad en los 80, de que me habló. Son enormes y no vimos todo el sitio, pero es algo muy distinto a lo que me esperaba, no lo mantienen como un lugar turístico/histórico visitable. Hay un museo en el que espero entrar algún día, un monumento a los que cayeron luchando por los derechos de los trabajadores, algunos carteles con fotos de las protestas en contra del régimen, y luego, astilleros y edificios industriales normales y corrientes. Lo que quiero decir es que si llegas ahí si guía, no entiendes nada, el significado de los sitios, qué es qué, etc. Como por ejemplo el muro que Lech Walesa saltó para protestar ante las autoridades que llevaban el astillero; hoy en día está lleno de graffitis y solo hay un pequeño cartel en polaco, bastante escondido, que indica qué es ese lugar. O cosas como que el astillero ha cerrado hace unos cinco años y lo han vendido, y quieren usar los terrenos para construir edificios. A los ciudadanos no les hace ni gracia que quieran borrar del mapa un símbolo de su actual democracia. Pero parece que es demasiado tarde ya...

 De vuelta en casa, cocinó pasta con verduras, muy rica también, pero no polaca, y nos fuimos a pasear a la playa camino Gdansk a Sopot (a ver cuando hacen el paseo Moaña-Cangas así), y acabamos en el pub bonito de la primera noche, hablando, viendo cuadros abstractos y buscándoles sentido, y con otro amigo suyo.

Y esta mañana ya tuve que estar a las 9 en la uni. Nada más interesante.

Han sido unos días muy completos. Ahora ya estoy en el segundo piso, el de Manuel, estaré aquí hasta el viernes o el sábado. Os dejo ya, voy a despedirme de Tomasz.

Besos, saludos, y best wishes,

Desi

P.D. Creo que me enrollo como una persiana.

jueves, 23 de agosto de 2012

Polska.

Here I am, on the bus back to the airport. Ha sido un día largo, y todavía me espera una noche larga. Estoy cansada y me duelen los pies, pero han valido la pena las caminatas por Londres: aunque al llegar al BigBen a las 6 hora local aprox. me quedé sin batería en la cámara, tengo muchas fotos mías y otras muchísimas más de Maya. Ya veréis.

Pero primero hablemos de las desventuras de esta mañana.

Cierro la maleta y se rompe una cremallera de un bolsillo lateral. Tacos. Hay que cambiar de maleta. No cabe todo. Volvemos a la primera maleta, y prescindimos de ese bolsillo y ya está. Estrés. Despedidas y lágrimas. I just couldn't help it. "No te van a dejar pasar la maleta" era la premonición. Otra cremallera rota,  ¡pero ese bolsillo tiene dos! Grande, pesada y a reventar... Y la premonición se cumplió. Intenté que hiciesen la vista gorda, pero no hubo manera. Tanto buscar vuelos baratos, ir solo con maleta de mano, para luego acabar pagando 50 euros para facturar. Y otros cuantos para el vuelo de mañana. Si lo sé...

En el avión me quité las camisetas, las sudaderas, y el chuvasquero que me sobraba, ¡qué calor! Cuando despegamos me puse a leer y eché una lágrima más. ¡Espero que sea la última! Y luego me comí los dos bocatas de tortilla que me preparó mi madre para hoy. Los dos. Del tirón. ¡Supieron a gloria! Los nervios dan mucha hambre.

Cuando llegué, guardé la maleta en la consigna y conseguí un mapa del centro, compré un billete for 10 £ dirección Baker Street, London. Eran las 12.30 hora inglesa.

Llego y hago un reconocimiento del terreno, para no perderme a la vuelta. Pierdo un poco de tiempo, huelo (o imagino el olor) duns chinchiños da ría, y me voy al metro. En el bus, con el mapa, decidí ir al parque olímpico aunque estuviese lejos del centro. Me compré un ticket para usar the London tube todo el día. ¿8£? Y he de decir que el metro en Londres es muy complicado (o al menos, comparándolo con el de Montréal, que usé 3 semanas).

Como el viaje en metro me dio algo de sueño, me fui a un Starbucks a recuperar fuerzas y usar wifi para facturar la maleta para el vuelo a Gdansk. Cuando me decido a dirigirme al Olimpic Park, resulta que hoy (entre otros días) está cerrado. Solo pude sacar fotos pobres desde lejos...

Vuelvo al centro (London bridge) sobre las 4 hora inglesa. Di un laaaaargo paseo por la orilla bonita del Támesis (o igual las dos son bonitas, pero yo eso no lo sé) hasta cruzar el puente para ir al Big Ben. ¿1 hora y media/2? Le saqué mil fotos a mini-Maya, pedí unas cuantas fotos para mí a gente maja, y vi sitios que no había visto la otra vez (como el Teatro Sheakespeare Globe o algo así, algunos museos, calles con encanto, y muñequitos de la mascota de las Olimpiadas).  Cuando cruzo el puente la cámara se echa a dormir. A partir de entonces, fotos con el móvil, solo de Maya. Un par de parques pequeños, Westminster Abbey, parlamento, Trafalgar Square, Chinatown y Picadilly Circus. Quizás me queda algo. Y todo andando, que son unos cuantos kilómetros, y una tarde entera. En algún momento pensé en alquilar una bici, pero luego me di cuenta de que si voy en dirección contraria por las escaleras del metro, ¿cómo iría por carretera y ciudad entonces?

Pero desde luego ha valido pena. He visto y andado más por Londres en un día, que las otras dos veces hace 3 años con guía. Y me ha gustado mucho la sensación de recorrer sola la ciudad. He cambiado la imagen gris que tenía de esta ciudad, ¿Será porque no llovió? Digamos que he disfrutado y desconectado de la mañana catastrófica.

Cuando el bus llegó a la parada pensé que me quedaba en tierra y tendría que esperar otro ya de noche.Todo el mundo tenía ya billete menos yo, y éramos muchos. Entramos justos, yo de última. Y antes de ponerme a escribir esto cené un rollo empanado de queso, que picaba tanto que no sé decir si fui yo que no noté el queso, o que me dieron lo que no era. Picaba muchísimo. Menos mal que compré también una manzana transgénica que me comí después, sin lavar ni pelar, por supuesto, pero que me quitó ese sabor insoportable. Eso me pasa por querer probar cosas nuevas comprando en un 24 horas...

Me estaré olvidando de mil cosas, además de no poder enseñaros fotos. Solo dos últimas observaciones: 

1. En Londres faltan papeleras. Estuve muchísimo rato con un par de botellas de agua vacías.
2. En el extranjero reconozco españoles tan fácilmente como asiáticos. Y no por el ruido, ¡sino por aspectos!

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Son las 4.30 hora local. He dormido 4 horas interrumpidas, incómoda, pero más segura y tranquila de lo que esperaba. Ya he desayunado y facturado. Espero que haya wifi al otro lado de la puerta de embarque. En una hora lo sabré... ¡Y a ver qué tal el primer día en tierras polacas!

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Cero internet. Ni en el aeropuerto de Gdansk. ¡Aventuras polacas en otra entrada! Ahora estoy con Marcin, no de los chicos que me hospedará estos días en Gdansk. A la 1 conoceré a Tomasz, con quién estaré hasta el lunes.

Escribiré pronto.

Love,

Desi

martes, 21 de agosto de 2012

Adeus ríos, adeus fontes.

En 24 horas estaré en Londres. En 48, en Gdansk, o quizás Sopot. En 72 ya habré tenido el primer contacto con las clases de polaco.

Y como todos sabéis o intuís, estoy muy nerviosa. Pero desde luego, espero que todo se esfume cuando despegue mañana el avión, y así disfrutar del viaje, de la aventura, de los descubrimientos.

En este primer mes estaré en Gdansk, y solo podré escribir desde el iPad (por lo que dudo que vaya a subir fotos, y en cualquier caso, que sean bonitas). Espero esmerarme más en Cracovia, subir fotos e ir hablando de mis experiencias y de las cosas que me hayan llamado la atención. O al menos, no dejarlo abandonado por pereza...

Moaña, Galicia


¡Nos vemos a la vuelta! E como diría a miña abuela querida, "Deus nos axude a ir e vir".